El cambio de operador se produce tras la quiebra de President Petroleum, ocurrida el pasado agosto, y marca un giro significativo en la gestión de los hidrocarburos salteños: por primera vez en décadas, la provincia toma control directo de un área históricamente afectada por derrames, emanaciones y deterioro de pozos que pusieron en riesgo al ambiente y a las comunidades cercanas.
Ocho trabajadores fueron reincorporados esta semana para realizar tareas de mantenimiento y producción segura, en una primera etapa que prioriza la estabilización técnica de los yacimientos y la evaluación del impacto ambiental existente.
Un área con historia productiva y pasivos ambientales pendientes
Ubicado en la zona de Pichanal (departamento Orán), Puesto Guardián fue durante años uno de los principales polos petroleros de Salta. Sin embargo, su prolongada explotación dejó una pesada herencia ambiental.
Entre los casos más notorios figura el pozo LO x-10, en Lomas de Olmedo, donde se registraron emanaciones de gases y líquidos contaminantes en 2023. La situación obligó a la provincia a conformar un comité de crisis y desplegar monitoreos constantes para controlar las fugas. Vecinos y productores denunciaron entonces daños al suelo y a fuentes de agua.
No fue el único antecedente. En 2013, la justicia salteña ordenó reparar el daño causado por el pozo MDT-14, abandonado décadas atrás sin el sellado adecuado. La falta de control en la etapa de abandono se convirtió en una marca de la actividad petrolera convencional en la región, que hoy Remsa busca revertir con gestión estatal y controles permanentes.
El secretario general del Sindicato del Gas y el Petróleo de Salta y Jujuy, Sebastián Barrios, consideró la reactivación “una buena noticia por partida doble: se recuperan puestos de trabajo y se inicia un proceso de remediación ambiental que era urgente”.
El dirigente explicó que los trabajadores permanecieron meses cuidando las instalaciones de Puesto Guardián y Dos Puntitas pese a la incertidumbre. “Sabíamos que dejar caer los pozos significaba no solo perder producción, sino también agravar los riesgos ambientales. Hoy empezamos a corregir ese rumbo”, dijo.
La prioridad inmediata será controlar fugas, reparar ductos, evaluar pasivos y asegurar el cierre técnico de los pozos inactivos, antes de proyectar nuevas perforaciones.
El desafío para Remsa será sostener la rentabilidad del bloque sin repetir los errores del pasado: priorizar la remediación ambiental, invertir en tecnología limpia, y formar cuadros técnicos locales que puedan garantizar operaciones seguras.
Con la recuperación de Puesto Guardián, Salta no solo busca restituir actividad económica, sino también reparar décadas de daño ambiental y avanzar hacia un modelo de energía más transparente, sostenible y bajo control provincial.
El movimiento de Remsa marca así el inicio de una nueva etapa, en la que la reactivación petrolera y la protección del ambiente dejan de ser objetivos opuestos para convertirse en una misma política de desarrollo responsable.