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SALTA

Milagro en tiempo de pandemia

El segundo día del Triduo fue dedicado a la exaltación de la cruz

Con un oficio casi sin presencia de personas, como lo marca el momento epidemiológico de la provincia, se concretó este lunes la segunda jornada del Triduo del Milagro en honor a la Exaltación de la Santa Cruz.

Segunda jornada del Triduo de Pontificales
Segunda jornada del Triduo de Pontificales

En la homilía pronunciada por el arzobispo, Mario Antonio Cargnello, expresó:

Quisiera compartir con todos ustedes algunas indicaciones que el Papa Francisco nos ha hecho en su Encíclica sobre el llamado a la Santidad en el mundo de hoy. Nosotros hemos pensado, hemos rezado y reflexionado delante del Señor para gritarle: “Somos tuyos, somos de María, somos hermanos”. Ayer insistíamos en el “somos de María”, hoy pensamos en el “somos hermanos”, porque en la Cruz nace la novedad de vida  que se traduce en la fraternidad como marca de la relación entre los cristianos y como apertura de los cristianos a todos los hombres del mundo.

Primero, nos pide: “aguante, paciencia y mansedumbre” ¿Dónde encontrar la fuerza para saber atravesar un tiempo difícil? En la conciencia que Dios me ama y me sostiene “Si Dios está con nosotros, quién estará contra nosotros” le dice Pablo a los romanos. 

Lo segundo: alegría y sentido del humor. El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado. 

En tercer lugar: audacia y fervor. Tenemos que aprender a salir de nosotros mismos, “No tengan miedo” decía Jesús , “Yo estoy con ustedes todos  los días hasta el final de los tiempos”.  

Cuarto:  todo se vive en comunidad. Nuestra vida espiritual no crece en una soledad autorreferencial. Nadie puede creer que va a ser santo por mirarse a si mismo, en un espejo falso que nos pudiera mostrar virtudes que nos atribuimos y nos hace despreciar a los demás. 

Por último dice el Papa, la quinta nota, es  la oración. “El santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios”. Y dice esta afirmación el Papa Francisco: “No creo en la santidad sin oración”.

 



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