En un contexto de pandemia, Salta inició este sábado el tiempo del Milagro con la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro en la nave central de la Catedral Basílica.
La ceremonia contó con muy poca presencia física de personas y tuvo el carácter de virtual, ya que llegó a muchos fieles a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
La entronización fue encabezada por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello y contó con la presencia del gobernador, Gustavo Sáenz y la intendenta de la Capital, Bettina Romero.
Fue la primera actividad de este particular tiempo del Milagro, que desembocará provisoriamente el próximo 15 de setiembre sin procesión, pero con la renovación del Pacto de Fidelidad, a cumplirse durante el Triduo de Pontificales.
Homilía
En sus designios la Divina Providencia ha querido que comencemos este tiempo del Milagro celebrando la Asunción de Nuestra Señora, la Virgen María, al cielo.
I
La liturgia nos proclama como Primera Lectura un texto del Apocalipsis: “Se abrió el templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de la Alianza”. El Arca de la Alianza es el signo de la presencia de Dios en medio de nosotros. El Arca de la Alianza es María porque ella llevó en su seno al Dios con nosotros y es el Arca de la Alianza porque siempre nos trae a Jesús. Ella, en el corazón de la Iglesia y con la Iglesia hacer nacer a Jesús a lo largo del tiempo en los corazones que se abren a su presencia, que se dejan transformar por Jesús. Ella es el Arca de la Alianza y es también la mujer revestida de sol, con la Luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas que grita de dolor en ese parto que atraviesa la historia, que la tiene a Ella con la Iglesia como protagonistas y que va haciendo nacer a Jesús en cada tiempo, en los distintos lugares y en cada uno de nuestros corazones. Ella es la que trae la salvación.
Desde el corazón del Arca de la Alianza que es la Santísima Virgen, queremos iniciar estos treinta días del Milagro que culminarán, Dios mediante, celebrando el Pacto con el Señor del Milagro.
Los treinta días son una invitación a salir de nosotros mismos, a recorrer el éxodo con el Pueblo de Dios que atraviesa la historia, como la Virgen que partió presurosa para visitar a Santa Isabel. Ese salir ha de ser la actitud que nos acompañará a lo largo de estos días.
La celebración de la Asunción nos da pie para pensar ¿Cómo salimos? ¿Cómo vamos hacia la novedad de “la vida para siempre” que nos trae y a la que nos invita el Señor con su Madre? Nosotros estamos acostumbrados a ver las imágenes de la Asunción contemplando a la Virgen sola, llevada por los ángeles, como por ejemplo en el cuadro al costado del presbiterio de nuestra Catedral que acompaña el Altar. Pero, antiguamente no era así, ya que los iconos más antiguos y de la Edad Media que pintaban el Misterio de la Asunción mostraban a la Virgen muerta o dormida, rodeada por los Apóstoles y formaba parte de la escena un Jesús Glorioso que tenía a la Virgen como una niña en su seno. Ella nacía a una vida nueva, resucitaba, era asunta al cielo. Y la piedad cristiana reflejaba ese renacer de María siendo llevada por Jesús, como Jesús había sido llevado por María, en su seno en la Encarnación, en sus brazos en su Nacimiento y al pie de la Cruz, cuando María en nombre de toda la Iglesia recibe el cadáver de su Hijo. Ahora es Él quien la hace nacer. Los invito a que juntos entremos en ese movimiento de renacer, dejándonos abrazar también por el seno de Nuestra Señora y agradeciendo a nuestras madres quienes nos tuvieron en su seno y nos hicieron nacer. ¿Qué une este movimiento magnifico de la Madre que gesta, abraza, educa, cría, contiene a su Hijo con el Hijo que hace renacer a su Madre y la incorpora a la madurez misma del Padre en la Asunción? Es el amor el que une, el amor del mismo Padre que encarnado en Jesús abraza a su Madre y nos abraza a todos.
El éxodo de esta Fiesta del Milagro que celebramos en el momento más difícil de la pandemia para Salta y para todo nuestro país. Queremos vivir este Milagro naciendo de nuevo, enfrentando los tres desafíos que se nos presentan en este año: “Somos tuyos, somos de María, somos hermanos”.