El sonido de las campanas, en particular de la Catedral Basílica de Salta, rompió por unos minutos el silencio que se vive en el micro centro a raíz del aislamiento social obligatorio.
Al igual que la sirena del Diario El Tribuno, las campanadas provocaron muchos sentimientos en la gente, más allá de sus credos o su falta de credos. Hubo gente que comentó por las redes que se puso a llorar, otros que se sintieron angustiados y otros que consideraron el repique como esperanzador. Seguro no pasó desapercibido para nadie que pudiera escucharlos.
Antes del repique y desde las alturas del mismo campanario, al arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello explicó las razones, ya que este miércoles 25 de marzo se recuerda el anuncio a la Virgen María de la Encarnación del Verbo y se conmemora el Día del niño por nacer fue la fecha elegida por el Papa Francisco para efectuar una cadena de oración en medio de esta pandemia de coronavirus.
Luego, el padre Javier tuvo a su cargo el toque de campana por espacio de algunos minutos, que sonaron perennes por el ritmo y la cadencia del sonido de la campana.
Al final, Cargnello rezó varias oraciones, agradeció el trabajo del personal de la sanidad, de seguridad, de los servicios públicos, de las autoridades, pidió cuidar a los más vulnerables y luego el centro de la ciudad volvió a su nueva e inédita configuración, dominada por el silencio del aislamiento social obligatorio.