En medio de incidentes la policía desalojó este mediodía a los mineros que buscaban encadenarse en el atrio de la Catedral Basílica para reclamar por el despido de 250 trabajadores de la empresa EDVSA, contratista de la firma Mansfield en el proyecto Lindero.
Los mineros llegaron a la Catedral tras 80 días de protestas, con uno de sus delegados con la boca cocida y en huelga de hambre. Itentaron encadnarse y exigieron diálogo con el gobernador, Gustavo Sáenz, ante la falta de respuesta de la secretaría de trabajo.
Allí fueron escuchados por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello y tras el retiro del prelado fueron desalojados por los efectivos policiales, en medio del escándalo y el tumulto con los cronistas de distintos medios, que buscaban documentar la noticia.
El delegado de los mineros, Ramiro Frías, denunció golpes y junto a otro trabajador fueron llevados al Hospital San Bernardo, llegando descompensados tras el forcejeo con la policía.
Desde la fuerza de seguridad también se anticipó que hubo efectivos lesionados en la refriega
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