Comparecieron vecinos del imputado, todos ellos residentes de la localidad de General Güemes, una perito de parte y la pareja de Theobald. También declaró el bioquímico del CIF que tuvo a su cargo el análisis toxicológico de varias muestras reunidas en el lugar del hecho.
Hartmut Torsten Theobald llegó a juicio imputado por los delitos de homicidio calificado por el uso de veneno u otro elemento insidioso en perjuicio de Ramón Ignacio Casas (56), y por tentativa de homicidio calificado por el uso de veneno u otro elemento insidioso en perjuicio de Benito Soraire (70). Los hechos ocurrieron en octubre de 2018, en la finca “El Salto”, propiedad del acusado.
Ruth Elizabeth Farfán Aranda, pareja del imputado, dijo que conviven desde hace 25 años y que tienen cuatro hijos en común. Describió a Hartmut Torsten Theobald como un excelente esposo y padre. “Es un hombre muy trabajador y atento con la familia”, aseguró. Aseveró además que nunca fue violento con ella ni tuvo problemas con ningún vecino. Precisó que su pareja se caracteriza por tener un trato cordial con todas las personas.
Consultada por el fiscal, refirió que Theobald tiene dos hermanas que viven en la misma finca, pero que está distanciado de ellas. Dijo desconocer que el imputado habría tenido conflictos con el esposo de una de sus hermanas por el envenenamiento de algunos animales de su propiedad.
La testigo contó que conocía a Ramón Casas y a Benito Soraire porque a veces iban a su casa en General Güemes para buscarlo a su marido, para que los llevara a la finca, o para cobrar algún dinero. Sobre la antigüedad de esa relación laboral dijo tener entendido que “Soraire trabajaba desde hacía un tiempo” y que Casas lo hacía desde “unos tres o cuatro años”.
Farfán Aranda contó acerca de una visita puntual del puestero Casas a su domicilio, oportunidad en que le comentó a Theobald que le iban a rematar la vivienda donde residía su familia. Dijo que su marido decidió entonces prestarle al peón 120 mil pesos para evitar el remate. Aclaró que no vio si efectivamente le hizo ese préstamo a Casas. Esto ocurrió alrededor de un mes o dos antes de su muerte. Precisó que no era habitual que el acusado realizara préstamos por ese monto de dinero. Consultada acerca de cómo iba a ser la metodología de devolución, la testigo refirió que tenía entendido que el puestero le iría entregando a Theobald cuotas a medida que trabajaba.
Durante la audiencia de hoy también declaró el bioquímico del CIF que tuvo a su cargo el análisis de las muestras de contenido gástrico tomadas del cuerpo de Ramón Casas y de dos perros encontrados sin vida en la finca. El profesional también analizó el contenido de un envase plástico y de algunos restos de comida hallados en una olla, en la pieza del puestero. En todas las muestras se detectó presencia de Curadam.
Como perito de parte, declaró la médica legal Daniela Velazco, quien realizó un informe sobre la necropsia realizada en el marco de la causa por el médico forense del CIF. La testigo remarcó que el estudio realizado fue un examen cadavérico y no una autopsia, y sostuvo que ese tipo de prueba no es suficiente para determinar la causa de muerte.
“No existe evidencia de que un examen cadavérico sea sinónimo de autopsia. Esta última es una técnica completa, en cambio el examen cadavérico consiste en una revisión externa del cadáver”, afirmó. Explicó que en el caso de Ramón Casas se practicó una apertura a nivel abdominal con extracción de contenido gástrico.
“La presencia de Curadam en el examen toxicológico no es suficiente para determinar la causa de muerte –reiteró- porque está establecido en la bibliografía que para ello se debe cuantificar los miligramos de sustancia tóxica presentes por litro de sangre. Hay que establecer una dosis para definir si esta fue fatal”, sostuvo la perito de parte.
Finalmente aseguró que, ante la sospecha de muerte por una sustancia tóxica como el Curadam, sí es posible hacer una autopsia con los debidos protocolos de bioseguridad.
Los otros testigos que pasaron hoy ante los jueces de la Sala VII fueron vecinos del imputado, quienes aportaron un buen concepto de Hartmut Torsten Theobald, describiéndolo como un “buen amigo”, “correcto”, “conservador” y un “buen padre y esposo”.
La audiencia proseguirá mañana con una nueva ronda de testimoniales. El juicio está a cargo de los magistrados de la Sala VII, Francisco Mascarello (presidente), Paola Marocco y María Livia Carabajal (vocales).