Había sido condenado por los jueces de la Sala I del Tribunal de Juicio a la pena de prisión perpetua por resultar autor penalmente responsable del delito de homicidio calificado por la relación de pareja en perjuicio de Andrea Daniela Martínez.
Al momento de resolver la cuestión planteada por la defensa, los jueces de alzada tuvieron en cuenta que la relación de pareja que mantenían víctima e imputado quedó comprobada por los numerosos testigos que declararon en el juicio, que dieron por cierto que Iván y Andrea eran pareja desde hacía un año y medio o dos, de manera pública, y que además se proyectaba en un futuro en común.
En ese sentido, y ante los cuestionamientos de la defensa, dijeron que esta relación de pareja sí era suficiente para configurar el agravante por el que fue condenado el imputado, ya que la ley es tanto clara como coherente al reconocer que aunque no haya convivencia un noviazgo constituye un vínculo entre las dos personas que es apto para imponer el agravante.
La norma encuentra su fundamento en la necesidad de fortalecer la protección del género femenino frente al incesante aumento de ataques criminales en los cuales las víctimas suelen ser esposas, ex esposas, amantes, novias, entre otras.
Además de ello, los jueces agregaron que la relación de pareja que mantenían Velázquez y Martínez favoreció al imputado al momento de cometer el hecho, ya que sucedió en la habitación que él alquilaba, en un ámbito de intimidad que logró gracias al vínculo que mantenía con su víctima.
El hecho por el que fue condenado, sucedió el 4 de enero de 2016, alrededor de las 0.15, se hizo presente en la Comisaría Seccional 18 el padre de Velázquez, manifestando que su hijo había matado a su novia en un inquilinato del barrio Centro, en la localidad de Chicoana. Al llegar al lugar, el personal policial encontró el cuerpo sin vida de Andrea Daniela Martínez. Los informes realizados por médicos y bioquímicos del CIF dieron cuenta de que la víctima había muerto por asfixia hipoxia provocada por presión.