El ex gobernador de Salta quedará fuera de la disputa electoral en su provincia. Su baja es de común acuerdo tanto con Santiago Caputo como con los Menem.
Lule rechaza armar un frente con Gustavo Sáenz, el gobernador de Salta, en un escenario similar al de Corrientes, en el que los libertarios tenían el acuerdo servido con el oficialismo local pero decidieron armarle en contra.
Como creen que los vetos del presidente al aumento de las jubilaciones, la moratoria previsional y la emergencia por discapacidad no tienen a los héroes asegurados en Diputados, necesitan que Romero sirva como un dique de contención de los "dialoguistas" que otrora le sirvieron a la Rosada.
A Romero ya le ofrecieron tres cosas y todavía no aceptó ninguna. En primer lugar, le propusieron sumarse a la Auditoría General de la Nación, ante la creencia que el peronista Juan Manuel Olmos podría asumir una banca en la Legislatura porteña en diciembre para reclamar la vicepresidencia primera, segundo escalafón de la cadena de sucesión de la Ciudad. Romero no aceptó.
También le ofrecieron presentarlo como candidato a ministro de la Corte Suprema, ante una eventual ampliación del Máximo Tribunal. Pero ni en el escenario más favorable, que implicaría una votación acordada con el kirchnerismo, el salteño aceptaría esa oferta. Es que este año cumple 75 años y tiene el antecedente muy próximo de Juan Carlos Maqueda, a quien desde el propio gobierno hicieron jubilar por haber cumplido esa edad.
Lo último que le prometieron a Romero es que, ante un rediseño del organigrama del Ejecutivo, se podría recuperar el Ministerio del Interior y él podría ser el titular de la cartera.