La Sala II del Tribunal de Impugnación confirmó finalmente la condena impuesta a Gabriel Armando Herrera, alias “Chiretito”, por los delitos de “Amenaza” (4 hechos), “Daños” y “Maltrato animal” en concurso ideal con violación de domicilio, “Coacción”, “Lesiones leves agravadas por la relación de pareja y el género” en grado de tentativa en concurso real y “Uso de armas de fuego en concurso ideal con portación ilegal de arma de fuego”.
Con la confirmación de la condena, Herrera deberá permanecer privado de la libertad y alojado en la cárcel.
La Defensora Oficial para Víctimas de Violencia Familiar y de Género N° 2, Liza Medrano, fue la abogada provista por el Ministerio Público de la Defensa –a cargo de María Inés Diez- a dos mujeres jóvenes, ambas ex parejas de Herrera, quienes lo denunciaron más de 20 veces por amenazarlas de muerte, golpearlas e, incluso, a una de ellas, dispararle con un arma de fuego en plena vía pública con intención de matarla.
Su primera ex pareja inició acciones judiciales en 2.013 y logró, hace unos años atrás, que el joven fuera condenado por un Juzgado de Menores.
Aún así, Herrera continuó hostigándola, a tal punto que, en 2.015, la mujer recurrió 10 veces a la policía para denunciarlo por amenazas de muerte; otra vez en 2.016 por la misma razón y, la última vez, en 2.017 también por lo mismo.
Con su segunda ex pareja Herrera también ejerció actos de violencia. Ella lo denunció por primera vez en mayo de 2.015 por lesiones y amenazas.
Luego, en 2.016, una vez separada del joven, la chica debió recurrir nuevamente a la policía, después de que Herrera ingresara violentamente a su casa, rompiendo un portón e hiriendo a un perro. Por este hecho, Herrera está acusado de violación de domicilio, daños y maltrato animal.
En aquella oportunidad, y sin haber podido lograr su objetivo, Herrera continuó amedrentando a su ex pareja que debió denunciarlo nuevamente luego de recibir mensajes de texto en los que la amenazaba de muerte. Se lo acusó por amenazas de coacción.
Más tarde, el 19 de enero de 2.017, Herrera habría visto a la chica conversando con otro hombre en la calle, lo que habría sido el detonante para que nuevamente la amenazara de muerte. Tres días después pasó en moto por el frente de la casa de la joven y, al verla sentada en la vereda junto a su propia hija, una vecina y su bebé; le disparó con un arma de fuego. El primer disparo no detonó, pero el segundo sí.